Crónica de un viaje a Lesbos: del mythos al logos/2

Y llegaba de nuevo el fin de  semana, que esta vez empleamos en  conocer a fondo otras zonas  de la isla y  seguir  disfrutando de sus idílicas “skalas”. Con nuestro vehículo nos dirigimos  hacia Eressos, al suroeste y a unos 80 kms. de la capital, y en el trayecto pudimos seguir disfrutando de las vistas de los  2 golfos: el de Gera y el de Kalloni. En este último, el más grande,  existe una zona de salinas donde anidan flamencos (al estilo de Fuente Piedra o la Albufera).  Un viaje cansino, pues transcurre por carreteras secundarias  de montaña, y con un  paisaje casi desértico al final nos lleva al pueblo de Eressos, oficialmente la cuna de la poetisa clásica Safo, aunque desde  pequeña vivió en Mitilene, y de Teofrasto, recordado como el «padre de la botánica». Creíamos que habría algún edificio o monumento dedicado a a tan insigne ciudadana pero no encontramos ni el más  mínimo rastro de ella. Algo  decepcionados, nos dirigimos hacia Skala Eressos (Σκάλα Ερεσού). El carácter volcánico del lado oeste de Lesbos se muestra en el color gris oscuro de la playa, que se extiende por casi tres kilómetros desde un pequeño puerto en el este hasta el promontorio en el oeste. En 2006, esta playa fue galardonada con la Bandera Azul, por la limpieza de sus aguas y sus instalaciones.

Cada verano, Eressos tiene un gran número de visitantes, tanto griegos como extranjeros. Muchas mujeres lesbianas hacen la peregrinación a Skala Eresou para visitar el lugar de nacimiento de Safo y celebrar un «festival de mujeres» cada mes de septiembre. Eressos es el escenario de la  novela Safo de Lawrence Durrell (1950), ambientada en el período arcaico, en la que el autor inventa un episodio donde un terremoto hace que una gran parte de la ciudad quede sumergida bajo el mar. 

El pueblo alberga eventos alternativos durante todo el verano, y tiene un  ambiente que nos recordó, en pequeño,  a nuestra Ibiza de hace unos años. Un recorrido  por sus  calles nos situó ante un pequeño local llamado “La buena vibra” regentado por un español (Mario) y un griego (Stratis), muy simpáticos y agradables con los que entablamos una cordial conversación y amistad, y que tienen también tienda de elaboración y venta de cosméticos en Mitilini (“Mimosa”, calle Alkeou 2-4) y son unos excelentes  profesionales del ramo. Un cariñoso abrazo a los dos.        

 

Póker de  ases

.

((Excurso 2 sobre Safo: Aquí comienzo un breve paréntesis –no  podía ser  de otra  manera, aunque amenazo con dedicar un artículo posterior más detallado y literario- sobre la poetisa Safo y su importancia en la literatura de la época. Ella revolucionó la tradición poética antigua, haciendo de la poesía un vehículo de transmisión de experiencias, valoraciones, sensaciones y sentimientos, desde y para la mujer, a partir de unos recursos que se habían concebido como medio de comunicación en una sociedad dominada por el hombre. El propio Platón dijo de ella:

Dicen unos que nueve son las musas. ¡Qué negligencia!  / Que sepan que la décima es Safo, la de Lesbos                              

                  Safo y Alceo 1881, Sir Lawrence Alma Tadema

Sabemos muy poco acerca de la vida de la que fue considerada la mejor poetisa de la Grecia antigua, inventora de la estrofa sáfica – una variante del verso eólico-,  pionera del uso la primera persona en sus poemas y por escribir sobre sus sentimientos, sobre lo cotidiano, sobre la pasión y la mezquindad de la vida. La estrofa sáfica se compone de cuatro versos: tres endecasílabos sáficos y un pentasílabo (según el DRAE, el verso sáfico es: “en la poesía griega y latina, verso compuesto de once sílabas distribuidas en cinco pies”).

Su obra poética se recogió en 9 libros guardados en la malograda Biblioteca de Alejandría. Sus poemas fueron traducidos, copiados y distribuidos durante toda la Grecia Clásica y finalmente, de sus más de 10.000 versos escritos, solo se conservaron 600, encontrados en su mayoría en pedazos de material desechado. Entre los datos existentes resulta difícil separar la verdad de la leyenda: casi todo lo que se supone acerca de su vida son interpretaciones hechas por los propios comentaristas griegos a partir de su obra, incluyendo la creencia de que mantenía relaciones amorosas o sexuales con sus discípulas de Lesbos, dando origen al término “lésbico” —originalmente el gentilicio de la isla— como sinónimo de atracción entre mujeres. Se sabe que nació alrededor del año 630 a.C. en Éresos, aunque pronto fue a vivir  a Mitilini. Procedía de una familia acaudalada y aristocrática, como demuestra el hecho de que tuviera una formación en letras y música, un privilegio raro y más aún para una mujer en aquella época.

Tras unos años de exilio en  Siracusa volvió a Mitilini y aquí estuvo al frente de un tíaso, una comunidad que ofrecía una educación de corte artístico y religioso bajo el amparo de un dios concreto, en este caso Afrodita, una de las deidades más importantes en el Mediterráneo oriental. Las disciplinas que se enseñaban en el tíaso eran sobre todo la poesía y el canto, que en la antigüedad se consideraban dos aspectos de un mismo arte. Safo lo dirigió  durante cerca de diez años, desde su regreso de Siracusa en el año 591 a.C. hasta su muerte en el 580 a.C.

La asunción de que Safo mantenía relaciones con sus discípulas procede de la interpretación de sus poemas, en los que se encuentran manifestaciones amorosas y eróticas dirigidas a otras mujeres. Sin embargo, no se sabe si los sentimientos que describía se consumaban en realidad o, de hacerlo, si eran puramente por placer o tenían un componente religioso. Se debe tener en cuenta que el tíaso era una comunidad dedicada a Afrodita, la diosa del amor, y posiblemente tuviera influencias también dionisíacas, el dios de los placeres carnales y del vino; por lo tanto, es muy posible que sus integrantes mantuvieran relaciones como parte de los rituales. Safo llamó a su escuela “casa de las Musas” y según la leyenda se suicidó a causa del amor no correspondido hacia un hombre, pero muy posiblemente se trate de una historia inventada. Lo que sí parece  cierto es que se casó con un comerciante, un tal Cércilas,  y que tuvo un hijo.

El amor era el tema principal de la obra de Safo, pero los poemas explícitamente eróticos no eran mayoría: la poetisa abarcaba un gran abanico de sentimientos ligados a éste como la nostalgia, los celos o la añoranza de la persona amada. A raíz de sus poemas se puede intuir que Safo sentía una enorme admiración y cariño por sus alumnas y aunque no trata las relaciones sexuales explícitas, sus palabras de afecto y admiración por el cuerpo femenino dan a entender el tipo de afecto que podía haberlas unido. La poetisa pudo haberse enamorado de algunas de sus alumnas, los nombres de las cuales aparecieron en sus poemas: Anágora, Eunica, Gongila, Eranna, Telepsina, Andrómeda. Megara y Gorgo, aunque su favorita parece ser que fue Atthis, una joven que fue obligada a abandonar la escuela para casarse, privando así a Safo de su enamorada. Sobre su pérdida escribió un lamento desgarrador, el Adiós a Atthis.

  Su obra nos ha llegado fragmentada y el único poema conservado completo es la Oda a Afrodita, (veintiocho versos distribuidos en siete estrofas sáficas) que dice así:

Inmortal Afrodita la del trono pintado

la hija de Zeus, tejedora de engaños, te lo ruego:

no a mí,  no me sometas a penas ni angustias

el ánimo, diosa.

Pero acude acá, si alguna vez en otro tiempo,

al escuchar de lejos de mi voz la llamada,

la has atendido y, dejando la áurea morada

paterna, viniste,

Tras aprestar tu carro te conducían lindos

tus veloces gorriones sobre la tierra oscura.

Batiendo en raudo ritmo sus alas desde el cielo

cruzaron el éter,

y al instante llegaron. Y tú, oh feliz diosa,

mostrando tu sonrisa en el rostros inmortal,

me preguntabas qué de nuevo sufría y a qué

de nuevo te invocaba,

y qué con tanto empeño conseguir deseaba

en mi alocado corazón. ¿A quién, esta vez

voy a atraer, oh querida, a tu amor? ¿Quién ahora,

ay Safo, te agravia?

Pues si ahora te huye, pronto va a perseguirte;

si regalos no aceptaba, ahora va a darlos,

y si no te quería, en seguida va a amarte,

aunque ella resista.

Acúdeme también ahora, y líbrame ya

de mis terribles congojas, cúmpleme que logre

cuanto mi ánimo ansía, y sé en esta guerra

tu misma mi aliada.

(véase edición bilingüe y comentario en Microsoft Word – 1alphabetum.doc (pabloingberg.com.ar) )

Pero Safo no privilegia el amor por la mujer o por el hombre: la poetisa comprende a ambos, se trata de una profesión de fe por la seducción, el amor, el eros y la belleza ante todo. Citamos a continuación un fragmento donde la poetisa se ve turbada por el amor a un muchacho: Dulce madre, no puedo ahora continuar mi tejido: / ¡con el deseo de un muchacho me subyuga la tierna Afrodita! (Frag. 104).   Fin))

.

El domingo amaneció radiante también y lo empleamos  en ir a uno de los rincones más bonitos e  impresionantes de  la isla: el recoleto pueblo de Mólivos (la Mythimna  antigua), que es un asentamiento tradicional preservado y que atrae a miles de visitantes con su belleza natural y rincones pintorescos. Callejones estrechos que serpentean alrededor de las casas tradicionales construidas en piedra, las fuentes de estilo turco y las hermosas mansiones componen un entorno idílico.

Típica calle  de Mólyvos

El punto de referencia de Molyvos es el castillo medieval que se encuentra en la cima del acantilado rocoso y es el segundo castillo más grande de Lesbos. Su entrada es bastante impresionante, así como la vista al Egeo. Fue construido por los bizantinos y renovado por los Gattelusis, que eran de Génova y el castillo original que éste reemplazó, fue conquistado por nada menos que Aquiles durante la guerra de Troya.

Castillo

La colección arqueológica, las numerosas iglesias bizantinas y los edificios neoclásicos son testigos de un lugar de especial importancia y un montón de alojamientos, tabernas junto al mar y agradables cafés se encuentran en el pueblo. Tras la visita al castillo, paseo  por las calles  emparradas de glicinias y deleitarnos con los acordes de un músico local, almorzamos  en un bar con  una terraza sobre el pueblo, con  las mejores vistas de la  zona. Aquí tuvimos el sorprendente  encuentro con  unos compañeros de  Clla. (Adrián yJustine) que habían venido en autobús hasta Mólivos. Juntos visitamos la  cercana y preciosa Petra donde según la leyenda, Aquiles ancló aquí en su inmensa bahía en su camino a la Guerra de Troya. Aunque más pequeña que Molyvos, solo 4 km más al norte a lo largo de la carretera costera que los conecta, Petra es similar en muchos aspectos con pequeñas calles de piedra empedrada y tesoros escondidos.

Nos gustó mucho su visita, pues  es  un romántico pueblo antiguo con bonitas plazas y edificios de terracota. También es el hogar de una atracción inusual: una gran roca que se eleva por encima de los tejados, con una encantadora iglesia en la parte superior: Panagia Glykofilousa. Vale la  pena subir los 114 escalones hasta llegar  arriba donde está la iglesia con sus iconos tradicionales y la  inmensidad  del mar al fondo. Al bajar nos encontramos los restos  de una iglesia muy antigua con sus pintadas paredes con iconos bastante deteriorados y ancestrales.

Ascenso  a Panagia Glikofilousa con Adri

Y emprendíamos la tercera semana en nuestra particular odisea viajera por Lesbos. Hoy teníamos un día muy  especial  ya que íbamos a visitar los locales de la ONG en la  que trabajaba  Clla., y sabíamos que sería muy emotivo y a la vez duro, comprobar cómo desde ésta se intenta recuperar la esperanza y la salud mental y anímica de las mujeres y niñ@s del vecino campo de refugiados de Mavrovouni. Este campo que visitó el Papa Francisco en diciembre de 2021, es una especie de limbo jurídico de espera, donde las condiciones de vida de las familias que allí viven son muy precarias. Muchos arrastran historias traumáticas de huida, vejación y muerte. Los voluntarios médicos que les atienden detectan varias  enfermedades y frecuentes trastornos de estrés postraumático, ansiedad y otras patologías, tanto en pacientes pediátricos como en los adultos. Este campo de Mavrovouni se encuentra frente al mar y está construido sobre un terreno que se utiliza desde hace más de un siglo como polígono de tiro (muy contaminado por plomo), tras el incendio del campo de Moria, en septiembre de 2020.

                        (…El destino es astuto y paradójico, porque cuando creemos estar interpretándolo correctamente, todavía nos muestra otra posible solución…)

Vista  actual  del campamento desde la entrada

Las personas refugiadas se han visto obligadas a vivir en el campamento «temporal» de Mavrovouni en condiciones pésimas, con la pobre excusa de que la estancia allí sería temporal. Como lo confirma el proverbio griego, «no hay nada más permanente que lo temporal» (Ουδέν μονιμότερον του προσωρινού).

Pues bien, con estas  mujeres y niñ@s refugiadas de Siria, Afganistán, Somalia, Sudán… son  con las que trabaja “WWBT Hellas”(podéis conocer más detalles  sobre la misma en su página web, o en sus  perfiles de Instagram o Facebook). Está dirigido  por Stavros Mirogiannis y varias  personas más, que junto a voluntari@s de varios países y otras locales llevan  a cabo una  labor encomiable y de una humanidad demoledora. Al llegar al local pudimos comprobar el ambiente familiar y entrañable en que se  mueven todas  las actividades que se realizan allí: clases  de  inglés, griego,  informática, yoga, danzaterapia (que está impartiendo Clla.), etc. junto a talleres sobre diversas materias o sobre DD.HH. (que encabeza también ella), así como múltiples  juegos y actividades con los niñ@s más pequeños. Conocimos a muchas mujeres y niñ@s (obviamos sus nombres por privacidad personal, pero ahí están ellas y ellos, con sus rostros frágiles y abrazando la solidaridad que se les ofrece ) y pudimos compartir juegos y actividades con  ellas y realmente resultó ser una experiencia muy positiva a la vez que  dura (podemos decir que fue el momento culminante de nuestro  viaje) viendo las carencias y limitaciones de estas  personas refugiadas  en espera de  que se resuelva su situación legal en la  U.E., que una vez más actúa mal y tarde. Nuestros políticos europeos no han estado ni están a la altura humana que de ellos se espera en estas cuestiones de inmigración…

Tras recoger a Clla. fuimos a poder relajarnos a una de las playas  más  preciosas, la zona  de Vatera que es una playa de arena de 8 kilómetros de largo en la parte sur de la isla de Lesbos. El nombre (Βατερά) proviene de βάτα (vata, que significa «zarza»), en referencia a los arbustos espinosos que bloqueaban el antiguo acceso a la unidad de mulas. Vatera es también un pequeño puerto, un balneario y su playa también ha sido galardonada con la Bandera Azul, que certifica sus excelentes aguas.

Atardecer en la playa

El viaje iba tocando  a  su fin, por  lo menos nuestra estancia ya que Clla. permanecería todavía durante el mes de agosto. Una mañana algo más templada de  calor nos encaminó hacia un encuentro pendiente que teníamos: los museos del pintor griego Theofilos y el Museo de arte Moderno de Teriade.

Theophilos Chatzimichail (griego: Θεόφιλος Χατζημιχαήλ o Θεόφιλος Κεφαλάς; nacido c. 1870, Vareia, cerca de Mitilene; muerto en Vareia, 24 de marzo de 1934), conocido simplemente como Theophilos, fue un pintor popular griego y principal contribuyente en el arte griego moderno. El tema principal de sus obras son los caracteres griegos y la ilustración de la vida popular tradicional griega y su historia.

Su vida fue muy dura, en parte porque la gente se burlaba de él, ya que a menudo usaba la fustanella en público, y era algo excéntrico. A la edad de 18 años abandonó su hogar y su familia y trabajó como portero (καβάσης, kavasis) en el consulado griego en Esmirna. En Mitilene, el renombrado crítico de arte y editor Stratis Eletheriadis (Tériade), que vivía en París, descubrió a Teófilo y le trajo un gran reconocimiento y también publicidad internacional, aunque póstuma. Teófilo murió en marzo de 1934, tal vez de una intoxicación alimentaria y en 1961, sus obras fueron expuestas en el Louvre como muestra de un auténtico pintor popular de Grecia.

El mundo de Theofilos es, al mismo tiempo, un mundo de dioses, héroes y seres humanos, que conviven con elementos e imágenes de la realidad y del paisaje familiar. Al observar las figuras humanas en sus obras, se puede observar que quizá tienen una cabeza grande, casi desproporcionada con el cuerpo y unos pies más pequeños. El término «grieguidad» desarrollado sistemáticamente por la llamada generación de los años 30, está asociado a menudo al nombre de Theofilos, como expresión de un alma ingenua y pura que discute a su manera con la mitología griega, la historia y el paisaje.

El poeta Alceo y Safo,   de Theófilos                         

Escena popular griega, del pintor de Mitilini

Tériade fue el seudónimo de Stratis Eleftheriades (griego: Στρατής Ελευθεριάδης; 2 de mayo de 1897 – 23 de octubre de 1983), un nativo de Mitilene que fue a París en 1915 a la edad de dieciocho años para estudiar Derecho, pero que en cambio se convirtió en crítico de arte, mecenas y, lo más importante, editor importantísimo de revistas surrealistas en  las  que participaron André Breton, Marcel Duchamp, Paul Eluard… De 1937 a 1975 encargó a varios artistas y filósofos de la talla de Picasso, Matisse, René Daumal y su amigo Marc Chagall  que produjeran series de obras para su legendaria revista trimestral Verve (1937-1960), su  gran  aportación al mundo del arte, y cuyas  litografías fotografiamos con generosidad en nuestra visita al museo.

Litografías de la revista Verve   

Litografía de Marc Chagall

Para completar la mañana, nos encaminamos a ver la Universidad del Egeo que tiene su sede en Mitilene. Aquí están el Rectorado y los servicios de administración central de la Fundación, la Biblioteca central y el Comité de Investigación. La Unidad Universitaria de se desarrolla en la ciudad de Mitilene e incluye la Escuela de Ciencias Sociales y la Escuela de Medio Ambiente. El interés en ella fue debido  a  que un buen amigo hizo aquí  su Erasmus hace  unos años y nos habló  muy bien de la zona (¡gracias Víctor!).

Por la tarde tocaba despedirnos de las magníficas playas y, siguiendo el consejo de nuestros amigos Mario y Stratis, recalamos en la coqueta y pequeña ensenada  de Agios Ermogenis (Παραλία Αγίου Εργομένη), que nos enamoró por su asombrosa belleza natural y aguas azul turquesa transparentísimas en una zona muy verde inundada de pinos. Sobre un lateral se  alza una pequeña capilla dedicada a San Hermógenes, mártir de la iglesia ortodoxa, y unas vistas imponentes del mar… Un buen rato de baño solazante y refrescante puso fin a nuestras incursiones marinas para acabar cenando en Mitilini, en uno de los restaurantes de pescado de Naumachias Ellis,  concretamente  en la  Ταβέρνα «Ο ΔΗΜΟΣ», con degustación de sardinas, calamares frescos, etc.                   

Baño en Agios Hermogenis

.

El último día completo en la isla  nos lo tomamos ya con más tranquilidad, visitando brevemente la localidad de Agia Paraskevi y con un intento de visitar  los  restos arqueológicos del antiguo templo de Mesa (Υστεροκλασικός Ναός Μέσσου), pero por la ola de  calor que teníamos encima cerraba a las 12 horas y no pudimos acceder, aunque desde fuera pudimos hacernos una idea de cómo era. El templo jónico de Mesa estuvo dedicado a los dioses Zeus, Hera y Dioniso y habría actuado como un punto de encuentro para la totalidad de las ciudades lesbianas. Con la difusión del cristianismo, se construyó una basílica cristiana primitiva en el lado oriental del templo y, en la época bizantina, se erigió una capilla dedicada a Taxiarchis (el Arcángel Miguel) para reemplazar la iglesia cristiana primitiva original. En fin, una pena  porque el calor sofocante  nos impidió visitarlo con  detenimiento, aunque subido a un muro para contemplarlo, el tiempo voló hacia atrás y creí oir una voz joven, metálica, sentada en un viejo banco de piedra bajo un olivo, donde nada habría cambiado. El joven se escapó, ligero como el cristal, hacia una fuente de la que todavía brotaba agua en su gastado seno de piedra y murmuraba palabras sin sentido que se perdían en mis oídos…(¿golpe de calor?)

                         

Templo de Mesa

De vuelta a Mitilini nos detuvimos de nuevo en el abandonado campamento de Moria, auténtica vergüenza de la U.E. y regresamos a casa a comer hasta la hora de recoger a nuestra voluntaria  y  dedicar la tarde al último y relajante baño en Skala Mystegnon, nuestra playa más frecuentada, para  registrar en nuestras retinas esas aguas translúcidas y reposadas de este mar Egeo que nos ha encantado y al que prometemos retornar como los héroes homéricos a esta Ítaca de ensueño, paraíso del mythos antiguo y tierra de un logos hoy herido y crepuscular.  

El  aeropuerto  nos  esperaba  al día  siguiente  y llegó el  momento de la despedida (¡posiblemente este viaje tendrá segunda parte!). Y ya allí, en una tarde isleña de tonos encendidos y olorosos atardeceres, de historias de dioses antiguos y olivos nostálgicos, en una bruma veraniega de sofocante calor volvió a aparecer, junto  a Clla. en la  zona del control policial,  nuestra  misteriosa “umbrella’s  Lady”.  Comenzaron a hablar las dos y  las  vimos cómo nos despedían con sus manos en alto y, sonrientes, susurraban palabras heridas desde sus labios, una pronunciando un “hasta pronto” y la otra “desde siempre”, el presente y el pasado juntos, hermanando amor y poesía en un vuelo de nubes y melodías infinitas…

 Τα λέμε σύντομα, Λέσβοs – ( Hasta pronto, Lesbos)

.

.

Postdata:  Al encender la tablet en el avión para sobrellevar el tiempo de vuelo, se me abrió, por azar, un texto que me recordaba algo familiar, algo como un déjà vu que podría explicar algunos paréntesis en negrita de la crónica, pero  ahora en inglés, y que comenzaba: The horizon breathes to the sound of the last lights of the day and time, which settles the fleeing, and poses  the memory of that night full of shadows and sunsets on me. The second horse of the Apocalypse gallops over already barren and dilapidated fields because…  (¿qué era aquello, quién lo habría escrito? Pero eso ya es o fue otra historia) 

.

.

.

Deja un comentario